Todas las guerras contra mis demonios internos las perdí.
Los campos de batalla contra mis miedos están infestados de deseos pueriles que aun respiran tímidos bajo la piel.
En mi lucha por sobrevivir me convertí en la persona que no querías.

Estoy cansada, demasiado cansada como para seguir luchando contra ellos y contra mi...

Recordando las palabras de Bukowski -casi parafraseandolo-

No había escrito porque estaba feliz. Precisamente eso, feliz. Y es que cuando estás feliz las mentiras son tan bellas y el destino tan piadoso que la inspiración se entumece. Los colores son tan brillantes que te dejan ciego y por primera vez después de tanto tiempo la soledad y los corazones rotos se visten de gala y deciden maquillarse de color esperanza.

Pero el maquillaje no es permanente; se deslava con la primera lluvia, con la primera lagrima...